Actualidad, Dental

Los peligros de respirar por la boca

Los distintos promotores del yoga, el silencio, la contemplación y la meditación lo repiten a menudo. Es importante conectar con la respiración, insisten. Y no les falta razón, aunque sus motivaciones tengan que ver con un bienestar integral, casi espiritual. James Nestor, en cambio, autor de Respira: la nueva ciencia de un arte olvidado (Planeta) aborda el tema de la respiración desde otros enfoques.

Excepto en casos de asma o las muy temidas alergias primaverales, la respiración se da por hecha y no se suele prestar mucha atención a un proceso orgánico que tiene más importancia de la que creemos. Tanto como para que el prestigioso periodista científico James Nestor le dedique un ensayo a cómo respiramos que ha recibido entusiastas críticas por su lectura ágil y amena, así como por los contenidos que aborda, con la respiración como excusa para hablar de muchas más cuestiones.

 

¿Cómo afecta la respiración a nuestro organismo?

Uno de los aspectos más interesantes de este ensayo divulgativo tiene que ver con la relación entre respiración y boca. En el libro de James Nestor se expone de modo claro: hay que respirar por la nariz, no por la boca. A su juicio, respirar por la boca amplía la exposición a infecciones respiratorias que se pueden evitar con el simple gesto de respirar por la nariz.

Insiste Nestor, en las distintas entrevistas que le han realizado, en que respirar por la nariz es fuente de beneficios, además de no tener efectos secundarios. Además, respirar por la nariz, al ser un ejercicio más pausado, hace que se aporte más oxígeno al cerebro, lo que se traduce en una mayor calma, un pensamiento más amplio, e incluso una mejor gestión de las emociones, por las conexiones que se generan en el córtex prefrontal.

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Mala masticación y dientes torcidos

¿Cualquier tiempo pasado fue mejor en relación con los dientes? Dicho con toda la precaución posible, en cierto sentido, sí, se desprende de la lectura de Respira, de James Nestor. Un hecho que tiene que ver con las consecuencias de la Revolución industrial en la alimentación y la irrupción de alimentos blandos, más harinas, más azúcar, que hace que se mastique menos. Eso irá, con el tiempo, generando cambios en la masticación y por tanto en la estructura de la boca, que se hace más pequeña y provoca que los dientes se tuerzan.

O sea que el origen de los tratamientos de ortodoncia tendría que ver, según las investigaciones del autor, con esos cambios en la alimentación y en la manera de comer. Un libro, por tanto, de gran interés para los profesionales de la odontología que quieran saber más sobre la formación y malformación de las estructuras bucales, tanto las mandíbulas, como los paladares, arcos dentales, etc.

 

El fin del cráneo del cazador

Así, un dato que ha vertido en distintas entrevistas, da mucho que pensar. El de que los cráneos del cazador, por usar el arquetipo, no presentaban bocas con dientes torcidos, algo que sucede hoy en el 90% de los seres humanos. Como si el abandono de la vida salvaje generará, de manera paradójica, ciertas involuciones, defectos, malformaciones.

Es ahí donde entra la labor correctora del odontólogo, luchando contra esa tendencia que ha traído el progreso, el desarrollo. Y conocer de dónde venimos, o de dónde vienen nuestras dolencias, es algo que no tiene precio. Sobre todo, si hay respuestas concretas, más allá de las grandes preguntas filosóficas.

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